Este sábado, en una ceremonia muy poco divulgada en los medios de comunicación de América Latina, recibió su diploma de finalización de curso la primera generación de médicos y médicas de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana, con la presencia de los presidentes de Cuba, Venezuela y Panamá.
Se trata de 1610 médicos, de 28 naciones, formados en Cuba, uno de los países con el mejor sistema de salud pública del mundo. Estudiaron todos ellos de forma totalmente gratuita, en una carrera con seis años de duración, que incluyó la práctica de la medicina en regiones pobres de sus países de origen. La edad promedio de estos flamantes profesionales es de 26 años; el 70 por ciento de ellos proviene de familias pobres; el 46 por ciento son mujeres; muchos de ellos, hijos o nietos de desaparecidos políticos de países como Chile, Argentina y Uruguay; muchos otros, provienen de familias campesinas que participan activamente en movimientos sociales de algunos de nuestros países, como por ejemplo el Movimiento Sin Tierra de Brasil; otros, nacieron y vivieron en diversas comunidades indígenas.
El trabajo de la ELAM continúa desarrollándose de forma activa. Más de 12.000 alumnos y alumnas asisten actualmente a los cursos por ella ofrecidos, de los cuales 5.500 son de América del Sur, 3.244 de América Central, 1.039 del Caribe, 489 de México y Estados Unidos, 42 de África y Medio Oriente, 61 de países asiáticos y 2 de países europeos, 64 provienen de pueblos indígenas de toda América Latina.
En el contexto de un contexto universitario regional donde los procesos de privatización y mercantilización han ido ganando cada vez más espacios, este extraordinario ejemplo de solidaridad permite recuperar la esperanza en la construcción de un sistema de educación superior público al servicio de los sectores más oprimidos de nuestro continente. Estos profesionales trabajarán en sus respectivos países, fortaleciendo el derecho humano a la salud y a la prevención sanitaria de aquellos que no tienen acceso a las instituciones privadas de atención médica.
La ELAM ha pasado a formar parte de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), un proyecto de integración regional basado en la solidaridad y en la construcción de un nuevo humanismo radical que enfrente la cultura de un individualismo exacerbado que desintegra las posibilidades de construcción de un espacio público democrático donde los derechos humanos y sociales no sean sólo el privilegio de unos pocos.
Casi todos nuestros países se beneficiarán muy directamente de esta generosa iniciativa cubana. Cabe ahora a todos nosotros, desde cada uno de nuestros espacios de actuación, presionar activamente a cada uno de los gobiernos nacionales a aceptar y reconocer la validez de los diplomas obtenidos por estos jóvenes profesionales. Ciertamente, las empresas privadas que controlan el monopolio de los servicios de salud, así como el lobby de las corporativas organizaciones profesionales que operan en el sector, dificultarán esta tarea. Sin embargo, del éxito de la misma depende que estos nuevos médicos y médicas puedan ejercer dignamente su profesión sin pasar a incrementar la ya extensa nómina de inmigrantes económicos que han producido las políticas neoliberales en casi todos nuestros países.
Una vez más, el sistema educativo cubano da el ejemplo. Sería bueno que, esta vez, aprendamos la lección.
Emir Sader, Pablo Gentili, Gaudêncio Frigotto, Laura Tavares, Roberto Leher, Daniel Suárez, Rafael Gentili y demás miembros del Equipo del Laboratorio de Políticas Públicas (LPP - Río de Janeiro y Buenos Aires).
Domingo, 21 de agosto de 2005
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